"Música para las nubes"
por Pedro Pablo Sacristán
Había una vez un pequeñísimo país castigado por una larga sequía. Llevaba tanto tiempo sin llover que la gente comenzaba a pasar hambre por culpa de las malas cosechas.
Coincidió que en esos mismos días un grupo de músicos
cruzaba el lugar tratando de conseguir unas monedas como pago por sus
conciertos. Pero con tantos problemas, nadie tenía ganas de música.
- Pero si la música puede ayudar a superar cualquier
problema - protestaron los músicos, sin conseguir ni un poquito
de atención.
Así que los artistas trataron de descubrir la causa de
que no lloviera. Era algo muy extraño, pues el cielo se veía cubierto de nubes,
pero nadie supo responderles. “Lleva así muchos meses, pero ni una sola
gota han dejado caer las nubes”, les dijeron.
- No os preocupéis, nosotros traeremos la lluvia a
esta tierra - respondieron, e inmediatamente comenzaron a
preparar su concierto en la cumbre de la montaña más alta.
Todos los que lo oyeron subieron a la montaña, presa de
la curiosidad. Y en cuanto el director de aquella extraña orquesta dio la
orden, los músicos empezaron a tocar.
De sus instrumentos salían pequeñas y juguetonas notas
musicales, que subían y subían hacia las nubes. Era una música tan saltarina,
alegre y divertida, que las simpáticas notas comenzaron a juguetear con
las suaves y esponjosas barrigotas de las nubes, y tanto las recorrieron por
arriba y por abajo, por aquí y por allá, que se formó un gran remolino de
cosquillas, y al poco las gigantescas nubes estaban riendo por medio de
grandes truenos.
Los músicos siguieron tocando animadamente y unos minutos
más tarde las nubes, llorando de pura risa, dejaron caer su preciosa lluvia
sobre el pequeño país, con gran alegría para todos.
Y en recuerdo de aquella lluvia musical, cada habitante
aprendió a tocar un instrumento y, por turnos, suben todos los días a la
montaña para alegrar a las nubes con sus bellas canciones.
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